LOS OLIGOELEMENTOS

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El medicamento oligoterápico. Cuando se habla de iones metálicos se suele preferir la sal gluconato o, eventualmente, el metal en estado coloidal.

La preferencia por la sal gluconato se debe, básicamente, a la facilidad de absorción y asimilación que esta ofrece.

Cuando el ión es no metálico, se usan, como vemos al tratar de cada uno de ellos, otras sales en las que se encuentran como aniones.

Especialmente lo que se busca es que, al llegar a los  medios fisiológicos, estas sales se disocian en sus grupos catiónico y aniónico y mediante este mecanismo se proporcione la presencia liberada del oligoelemento con capacidad de acción.

Después de años de inventigación, se recomienda en general la proporción que referenciamos al exponer cada uno de estos de forma individual.

No obstante, existe también una cierta tendencia a utilizar la octava dilución decimal hahnemanniana para todos ellos en forma de ampollas bebibles.

Generalmente el uso de estos medicamentos se realiza empleando como forma farmacéutica ampollas bebibles de 2 ml, en las que conserva la proporción indicada anteriormente.

En función de la gravedad se emplearan 2-3 ampollas diarias del oligoelemento en casos agudos o 1 ampolla en los tratamientos de mantenimiento y/o crónicos.

Las ampollas presentan una absorción sublingual por lo que se recomienda su administración en ayunas o separado 2 horas de las comidas.

Mantener la solución en contacto con la mucosa sublingual (debajo de la lengua) 1-2 minutos antes de tragar.

Utilización del medicamento oligoelemento. Fundamentalmente la terapia con oligoelementos responde al tratamiento de trastornos patológicos a nivel funcional.

Raulin, Pasteur, Bertrand, javillier… por  no hablar más que de los principales, pusieron en evidencia la considerable influencia de las trazas de metales sobre el desarrollo de los microorganismos.

Así, por ejemplo, en ausencia total de manganeso en el medio de cultivo, ciertos mohos (sterigmatocystis nigra) no se pueden desarrollar en absoluto.

Múltiples trabajos efectuados en todo el mundo confirman el carácter indispensable para la vida de ciertos elementos minerales, presentes en general en los tejidos vivos a nivel de trazas: los oligoelementos.

Relacionar los trabajos de biólogos, binipaticos y químicos, incluir bajo la égida de la catálisis la acción de los oligoelementos en la biología, esta ha sido una de las tareas determinantes en los últimos años.

Sin embargo, no hay que perder nunca de vista que la acción catalítica no es proporcional a la cantidad de oligoelemento presente.

Así, el calcio, a dosis infinitesimales, permite la coagulación de la sangre, que se volvería incoagulable en su ausencia.

Otro ejemplo: el hierro. Juega un papel de primer orden en la respiración celular mediante la hemoglobina.

Pero como todo se sostiene y se encadena, el hierro no puede actuar a menos que el cobre presida su absorción, su almacenamiento y su utilización por el organismo, sin olvidar que la asimilación del hierro y del cobre dependen de la cantidad de manganeso de que disponga el organismo.

Por otra parte, el mismo cobre, si bien indispensable para los organismos superiores, es muy nocivo para las formas inferiores de vida, como bacterias, microbios, virus…

De lo que deriva su gran interés en la terapéutica humana a título preventivo y curativo, sobre todo en las epidemias gripales y sus complicaciones.

Los oligoelementos participan en todos los intercambios metabólicos que condicionan el equilibrio biológico.

Son los medicamentos específicos de una terapia reguladora de las perturbaciones del organismo, considerado como un terreno en el que continuamente se producen reacciones químicas.

Hasta aquí…