lunes , 7 octubre 2024
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¿ES EL ENSUCIAMIENTO CELULAR LA CAUSA DE MUCHOS CÁNCERES?

Para el doctor Jean Seignalet –conocido autor del libro La alimentación, la 3ª Medicina- el “ensuciamiento de las células” es la principal causa de la mayoría de las enfermedades reumatológicas, neuropsiquiátricas y autoinmunes además de ser el origen de más del 65% de los cánceres, entre otras patologías.

“Ensuciamiento” que provoca los daños en el ADN que lleva a las células a cancerizarse y que está causado principalmente por las macromoléculas bacterianas y alimentarias procedentes de la alimentación moderna que traspasan el intestino delgado y terminan acumulándose en el organismo.

Se lo explicamos en detalle.

Jean Seignalet ocupa en Francia -por méritos propios- un destacado lugar en la Historia de la Medicina. Y es que no fue –falleció en Montpellier en julio del 2008-un médico cualquiera. Nacido el 9 de octubre de 1945 lograría -tras obtener la licenciatura y el doctorado- la cátedra de Medicina de la Universidad de Montpellier, ciudad en la que trabajó además como médico interno.

Durante 30 años dirigió el laboratorio de Histocompatibilidades del Hospital de Montpellier.

Jefe de Asistencia Clínica, hematólogo, inmunólogo y, posteriormente, biólogo en hospitales de alto nivel fue pionero en su país en el transplante de órganos y tejidos, en especial los renales.

Autor de más de doscientas publicaciones en las principales revistas médicas en lengua inglesa y francesa su actividad médica siempre estuvo relacionada con la Química y la Biología.

Sin embargo, lo que realmente le haría progresar en el ámbito de la Medicina fue -como en tantos otros casos- su propia experiencia.

Y es que Seignalet superaría una grave depresión nerviosa merced a un régimen alimenticio rico en productos crudos que excluía los cereales y los productos lácteos… llegando a la conclusión de que sus sufrimientos habían tenido mucho que ver con una mala nutrición.

De naturaleza curiosa e intrigado por el hecho de que la Medicina moderna sea incapaz siquiera de dar respuesta al origen de la mayor parte de las patologías y se limite a aliviar síntomas decidió aplicar sus conocimientos multidisciplinares a establecer si existe o no relación entre ellas y la dieta.

Algo que hasta el final de su vida estuvo investigando.

Y eso que ya a partir de 1985 había orientado todas sus investigaciones hacia la Nutrición y su relación con las enfermedades.

Pues bien, tras examinar a sus pacientes durante años llegó a la –para muchos- sorprendente conclusión de que en la gran mayoría de las ocasiones enfermedades como la poliartritis reumatoide, la espondilitis anquilosante, la esclerosis múltiple, la depresión nerviosa, la psicosis maniacodepresiva, la esquizofrenia, el Alzheimer, el cáncer y muchas otras tienen un origen común: la alimentación actual y el ensuciamiento celular al que da lugar.

Su experiencia y conclusiones, apoyadas en cientos de referencias científicas, se encuentran expuestas en su obra La alimentación, la 3ª Medicina.

Sí, incluido el cáncer.

Y esa afirmación no la hace un médico cualquiera.

El prestigio en el ámbito científico de Jean Seignalet está hoy por encima de toda duda.

Y queremos recalcarlo porque sabemos bien que cuando alguien que no es oncólogo decide adentrarse en el oscuro mundo del cáncer su aportación suele ser recibida con escepticismo cuando no con abierta hostilidad.

Bueno, afortunadamente no en todos los casos.

Porque Henri Joyeux-profesor de Oncología y Cirugía Digestiva de la Facultad de Medicina de Montpellier y director del Laboratorio de Nutrición y Oncología Experimental desde 1989 en el Instituto del Cáncer de Montpellier- escribió el prólogo a la quinta edición del libro de Seignalet y no dudó en afirmar lo siguiente.

“La inmensa experiencia de Seignalet le ha permitido poner en entredicho los falsos acervos y penetrar en los numerosos ‘no dichos’ de la medicina moderna.

¡Quién se atrevería a decir que los oncólogos son tan numerosos porque hay cada vez más cánceres y que las esperanzas de curar un cáncer de pecho o cerebro hoy no son mejores que hace veinte años!

Su obra, muy documentada, realmente científica, está al alcance de todos los que reflexionan sobre la medicina del tercer milenio sin tener la ‘nariz clavada sobre el cristal’ de su especialidad o sobre la última revista que pretende atraer lectores haciéndoles creer que mañana la ciencia solucionará todos los problemas.

Jean Seignalet demuestra con la lógica de la sensatez que la alimentación puede ser la mejor o la peor de las cosas.

Algunos, ineficaces científicamente, en particular en Nutrición, se ridiculizaron a sí mismos queriendo pervertir su mensaje pero ninguno de sus numerosos colegas puso en duda sus teorías y tratamientos.

Al contrario, como yo, le confiamos los enfermos a los que no sabíamos aliviar”.

Tras muchos años de estudio y desde la visión global que le permitía su amplio conocimiento multidisciplinar Seignalet se encontró con que sólo una mínima parte de las patologías inexplicadas puede realmente deberse a la herencia genética.

Y después de un proceso de descarte llegó a la conclusión de que los llamados genes de susceptibilidad -factores hereditarios- no permiten explicar por sí mismos el origen de las numerosas enfermedades idiopáticas -es decir, de etiología desconocida- que existen. Además para su desarrollo es imprescindible la intervención de factores medioambientales.

Y cuando son eliminados la mayoría de ellos -radiaciones, productos químicos, tabaco y otros tóxicos- lo que queda al descubierto es que el mecanismo de desarrollo de la mayor parte de las enfermedades, incluido el cáncer, tiene un mismo origen: la alimentación moderna. Con un lugar común donde todas ellas se inician: el intestino delgado.

Sus investigaciones y experiencias clínicas han aportado pues carácter científico a la famosa recomendación de Hipócrates -“Que tu alimento sea tu medicina”- demostrando de paso a médicos y pacientes que la medicina del futuro pasa por cambiar nuestros hábitos alimenticios y evitar el ensuciamiento celular que provocan.

EL INTESTINO DELGADO Y EL ENSUCIAMIENTO CELULAR

Seignalet afirma que la Medicina moderna está muy lejos de dar la importancia que realmente tiene al intestino delgado como parte fundamental de la salud y que, como consecuencia, los enfermos no son capaces de valorar los problemas que implica su mal funcionamiento.

Sería una lástima pensar que es simplemente la asociación subconsciente entre intestino y desperdicios la que ha provocado tal ignorancia.

Más bien puede que sea el resultado de no haberse preocupado hasta hace bien poco de las profundas consecuencias que la alimentación moderna tiene sobre nuestra salud.

Sin embargo, queda mucho camino que recorrer.

La Nutrición es mucho más que limitar la sal a los hipertensos, el azúcar a los diabéticos o las grasas a los obesos.

“El intestino delgado –señala Seignalet- merece un estudio detallado ya que es, a mi parecer, un órgano clave.

La mucosa del intestino delgado sirve de barrera entre el medio interior del organismo y los peligrosos factores del medio ambiente: bacterias y alimentos.

Y en la mayoría de las personas esa barrera desempeña mal su papel y permite que la atraviesen demasiadas macromoléculas.

Bien, pues algunas de esas sustancias son nocivas y su acumulación, junto con factores hereditarios favorables, produce numerosas enfermedades”.

Claro que la mucosa del intestino delgado es -junto a la mucosa de los alvéolos pulmonares- la más frágil de nuestro organismo por su enorme superficie -100 metros cuadrados- y su extrema delgadez –0.025 milímetros-.

Además, lejos de ser un órgano de absorción selectiva permite con frecuencia el paso de moléculas que pueden provocar hasta reacciones alérgicas.

Normalmente su permeabilidad está garantizada por péptidos (cadenas de aminoácidos) reguladores procedentes del sistema nervioso central y de células endocrinas presentes en el sistema digestivo y el páncreas pero puede llegar a volverse muy permeable a causa de la agresión de distintos elementos como algunas bacterias (estafilococos, colibacilos, estreptococos, etc.), algunos medicamentos (antiinflamatorios no esteroideos, salicilatos y corticoides) y distintas situaciones de estrés ante las que el organismo genera como respuesta interferón gamma capaz de modificar la permeabilidad de la mucosa a través de un cambio en su resistencia eléctrica.

Pero, sobre todo, es la alimentación moderna la que juega un papel fundamental en la permeabilidad de la mucosa.

Es sabido que nuestros hábitos alimenticios han sufrido grandes cambios a lo largo de los siglos con la aparición reciente de nuevos productos, las modificaciones impuestas en los alimentos por las modernas técnicas de agricultura, ganadería e industria, el uso de pesticidas, la alteración genética de los alimentos, los métodos de conservación, la agregación de químicos (conservantes, espesantes, acidulantes, etc), la actual forma de preparación con técnicas de cocinado a altas temperaturas…

Y sin embargo esos cambios -desarrollados principalmente en los últimos 5.000 años pero mucho más aceleradamente en el último siglo- no se han visto acompañados por modificaciones sustanciales en la biología de nuestro organismo que no deja de ser el producto de un lento proceso de evolución de millones de años.

“La alimentación moderna es rica en macromoléculas -escribe Seignalet- para las que enzimas y mucinas no suelen estar adaptadas.

Y es falsa la creencia de que el organismo humano es capaz de asimilar sin peligro cualquier clase de alimentos.

La adaptación será muy larga en algunos casos e imposible en otros”.

La alimentación moderna, según Seignalet, influye de forma negativa en el intestino delgado principalmente de dos maneras:

1) Al no estar las enzimas digestivas adaptadas a la estructura de las macromoléculas de algunos nuevos alimentos su digestión termina siendo incompleta.

Y como consecuencia hay en el cuerpo un exceso de macromoléculas no digeridas que dañan las células.

2) Los nuevos hábitos y productos tienden a modificar la flora intestinal convirtiéndola en flora de putrefacción favorecedora de bacterias peligrosas.

Está comprobado que un régimen rico en carne, por ejemplo, favorece la flora de putrefacción mientras que un régimen rico en vegetales induce la proliferación de una flora de fermentación.

La acción de nuestro sistema inmune acaba provocando además un exceso de macromoléculas bacterianas.

Este contenido intestinal anormal termina por agredir a la mucosa del intestino delgado provocando a través de la destrucción o deterioro de los enterocitos -los ladrillos de la mucosa- una hiperpermeabilidad intestinal y la filtración excesiva de residuos de origen alimentario y bacteriano a la circulación general.

Residuos que cuando sobrepasan la capacidad de eliminación de los emuntorios -aparato digestivo, riñones, hígado y piel principalmente- se acumulan de forma paulatina produciendo lo que Seignalet denomina ensuciamiento celular.

Seignalet constató también que una vez en la circulación general las moléculas residuales cuya estructura difiere del organismo huésped permanecen en el medio extracelular produciendo los siguientes efectos nocivos:

-Modificación de la composición del medio.

-Cambios en la matriz extracelular.

-Dificultades de comunicación a distancia entre las células.

-Fagocitosis de algunas partículas lo cual consume energía y produce radicales libres.

Por el contrario, las moléculas cuya estructura es similar a la del organismo huésped pueden unirse a la membrana celular desencadenando señales bioquímicas erróneas o, incluso, penetrar en el citoplasma y el núcleo creando situaciones de alto riesgo:

-Inhibición de la acción de algunas enzimas lo cual obstaculiza el desarrollo normal del metabolismo celular.

-Bloqueo de algunos factores no enzimáticos.

-Acción sobre los genes, tanto en su estructura como en su regulación.

-Consumo excesivo de energía con disminución paulatina de su producción.

-Aumento de radicales libres.

Como son lógicas las patologías iniciadas por este ensuciamiento -extra e intracelular- necesitan tiempo para manifestarse por lo que habitualmente predominan en adultos y ancianos.

“Y el resultado final -escribe Seignalet- es el sufrimiento, la muerte o la transformación de las células del mismo modo que la filtración repetida de granos de arena en un motor acaba por atascarlo o ensuciarlo e impide que funcione con normalidad”.

ORIGEN COMÚN, ENFERMEDADES DIFERENTES

Pasando de lo general a lo singular Seignalet fue comprobando la relación existente entre determinado tipo de moléculas residuales y patologías concretas.

Y observó como en función de la estructura de las moléculas procedentes del intestino, los mecanismos con los que éstas obstaculizan el funcionamiento de la célula, el tipo de enzimas afectadas y las distintas reacciones en las células,  puede hablarse de tres grandes grupos de patologías diferentes sobre las que su dieta no produce buenos sino excelentes resultados:

1) PATOLOGÍAS AUTOIMMUNES Y REUMÁTICAS

Las provocarían péptidos de origen bacteriano o alimenticio que tras atravesar la mucosa intestinal se unen a moléculas HLA (Antígenos de Leucocitos Humanos según las siglas en inglés) provocando una repuesta inmunitaria de los linfocitos T contra las células en las que se depositan esos péptidos:

-Poliartritis Reumatoide. La causarían los péptidos de la bacteria protéus mirabilis al depositarse en las células del tejido sinovial y del cartílago tras unirse a las moléculas HLA-DR4 o HLA-DR1.

-Espondilitis anquilosante. La causarían los péptidos de la bacteria klebsiella pneumoniae al depositarse en las células de las entesis -áreas donde los tendones y fibras se unen a los huesos- tras unirse a la molécula HLA-B27.

-Enfermedad de Gougerot-Sjögren. La causarían péptidos bacterianos o alimenticios tras unirse a moléculas HLA-DR tras acumularse en las células epiteliales de las glándulas lacrimales y salivares.

-Lupus Eritematoso. La alimentación sería el elemento a corregir con prioridad.

-Esclerodermia. La causaría un péptido bacteriano o alimenticio de origen intestinal aún no identificado tras unirse a una molécula HLA-DR.

-Esclerosis múltiple. Se trataría de una enfermedad multifactorial en la que –siempre según Seignalet- probablemente tenga mucha importancia una bacteria intestinal aún no identificada tras unirse a una molécula HLA-DR.

-Enfermedad celiaca. La causarían los péptidos de la gliadina del gluten al depositarse en las células de la mucosa del intestino delgado tras unirse a moléculas HLA-DR53 o HLA-DQ2.

-Miastenia. Asociada con la molécula HLA-DR3 parece estar relacionada ambientalmente con péptidos de las bacterias escherichia coli, protéus vulgaris y klebsiella pneumoniae.

-Enfermedad de Basedow. La causarían los péptidos de la bacteria yersinia enterocolítica al depositarse en las células tiroideas tras unirse a la molécula HLA-DR3.

-Enfermedades en las que según Seignalet la dietética debería probarse como tratamiento curativo: Enfermedad de Addison idiopática, Síndrome de Goodspasture, Neuropatía membranosa, Nefrosis lipoidea, Glomerulopatías por complejos inmunes, Dermatitis bullosa, Arteritis temporal de Horton, Periartritis nudosa, Policondritis atrófica, Enfermedad de Biermer, Anemias hemolíticas y Granulopenias autoinmunes.

-Otras enfermedades en las que según Seignalet la dietética debería probarse como tratamiento preventivo: Narcolepsia y Diabetes Tipo 1.

2) PATOLOGÍAS POR ENSUCIAMIENTO

Las provocarían las moléculas no peptídicas que contienen ADN bacteriano, lipopolisacáridos bacterianos, productos procedentes de la reacción de Maillard (proceso térmico común que altera la estructura de un producto sometido a altas temperaturas durante un tiempo prolongado), isómeros de proteínas, glúcidos y lípidos.

No desencadenarían la respuesta inmunitaria pero ensuciarían de manera progresiva el medio extracelular -bloqueando los receptores de membrana- e intracelular -acumulándose en el citoplasma y en el núcleo de las células-.

Y como consecuencia pudiendo dar lugar a:

a) Patologías de ensuciamiento en Reumatología:

-Fibromialgia primitiva: porensuciamiento de los músculos, de los tendones y del cerebro.

-Tendinitis: por ensuciamiento progresivo de los tendinositos.

-Artrosis: por ensuciamiento de las células del cartílago.

-Osteoporosis: enfermedad multifactorial en la que toxinas bacterianas y alimenticias activarían los osteoclastos e inhibirían los osteoblastos.

-Gota: por ensuciamiento extra e intracelular lo que provocaría los cambios en las actividades enzimáticas que producen hiperuricemia.

b) Patologías de ensuciamiento en Neurología:

-Cefalea, Depresión nerviosa endógena, Esquizofrenia, Migraña, Parkinson y Alzheimer: todas ellas las provocarían el ensuciamiento de las neuronas.

c) Patologías de ensuciamiento no malignas:

-Diabetes Tipo 2: por ensuciamiento del páncreas, de los músculos y de los tejidos adiposos.

-Hipoglucemia, Hipercolesterolemia, Espasmofilia y Arterioesclerosis. Si bien no ha identificado los péptidos causantes de estas patologías Seignalet afirma haber logrado también mejorías con el régimen ancestral pues es rico en alimentos protectores y pobre en alimentos peligrosos.

-Dispepsia, Litiasis biliar, Pancreatitis agudas y Hemopatías no malignas: ocurre lo mismo que en el caso anterior.

d) Patologías de ensuciamiento malignas:

-Leucemias y algunos cánceres: Las causarían el ensuciamiento celular cuando provoca ya alteraciones genéticas que transforman la célula normal en maligna.

3) PATOLOGÍAS POR ELIMINACIÓN

Se originarían cuando el organismo intenta expulsar los desechos nocivos que han llegado a la circulación general.

Según Seignalet las macromoléculas que resisten la acción de las enzimas son transportadas enteras por macrófagos y polinucleares acompañados de linfocitos desde la sangre hasta el exterior a través de un emuntorio que acaba convirtiéndose en centro de una inflamación crónica.

-A nivel de la piel originando  acné, psoriasis, eccemas, queratodermia eictiosis.

-A nivel del colon originando la colitis, la enfermedad de Crohn, colopatía funcional…

-A nivel de los bronquios originando la bronquitis crónica,  el asma…

-A nivel de las mucosas auditiva, nasal, bucal, faríngea, laríngea y conjuntiva provocando otitis, anginas, sinusitis, rinitis alérgica,  infecciones repetitivas, la enfermedad de Behçet, conjuntivitis alérgica oaftas.

ENSUCIAMIENTO MALIGNO: EL CÁNCER

Para Seignalet sólo entre el 5 y el 10 % de los cánceres son producidos por factores genéticos. Por tanto, los cánceres adquiridos (cerca del 95 %) -aunque se posean genes de predisposición- son causados esencialmente por algunos factores medioambientales: la alimentación, el tabaco, los contaminantes, etc. “Las radiaciones -señala Seignalet-, los productos químicos, los virus y las bacterias no intestinales apenas pueden explicar alrededor del 40% de los cánceres adquiridos.

Por ello para el 60 % restante me parece lógico considerar los residuos bacterianos y alimenticios de origen intestinal resultantes de la alimentación moderna”.

En suma, el ensuciamiento celular provocaría que las grandes moléculas de origen alimenticio y bacteriano se incorporen a la circulación general al atravesar la mucosa intestinal y se depositen en distintos tejidos.

Con lo que, por un lado, el ensuciamiento afectaría a la matriz extracelular impidiendo a las células sanas ejercer sus efectos reguladores sobre las células en curso de cancerización y, por otro, dificultaría el proceso puesto en marcha por el organismo para purificar el medio extracelular de las macromoléculas que lo entorpecen generando a su vez radicales libres, agresivos para las células vecinas y considerados cancerígenos por una amplia mayoría de la comunidad científica.

“El ensuciamiento extracelular probablemente sea en muy pocas ocasiones la causa directa de la formación de una célula maligna; sin embargo, cuando ésta aparece –matiza Seignalet- impide su apoptosis o su normalización y favorece su proliferación incontrolada”.

A su juicio es pues el ensuciamiento intracelular el que constituye la causa principal de la cancerización de una célula.

Son las macromoléculas extrañas que se introducen en el interior de la célula las que generan o bloquean de forma progresiva procesos fundamentales como las señales de trascripción, las cascadas enzimáticas o el mismísimo ADN nuclear o mitocondrial.

Con lo que la acumulación de residuos termina por romper los equilibrios fisiológicos generando el déficit de algunas reacciones y un exceso compensador pero patológico de otras reacciones.

“Mi convicción –señala a este respecto Seignalet- es que ese envenenamiento prolongado de una célula termina por provocar alteraciones del ADN nuclear y, en particular, la rotura de los enlaces hidrógenos entre las dos cadenas de ADN así como las anomalías genéticas (deleciones, mutaciones, modificaciones cromosómicas, amplificación excesiva o inestabilidad genética) que provocan cáncer”.

Y por si fuera poca razón la interacción de los residuos con el ADN nuclear existe una segunda vía de cancerización iniciada por los propios mecanismos celulares puestos en marcha para intentar deshacerse de las macromoléculas.

Para ello el organismo utiliza radicales libres capaces a su vez de dañar el ADN celular.

A todo lo cual hay que añadir que mientras un organismo sano utilizaría las células encargadas de la vigilancia inmunológica de los cánceres -los linfocitos TD8 y las células asesinas naturales- para deshacerse de las células tumorales e impedir su crecimiento… un organismo sucio tiene afectado su sistema de defensas.

RÉGIMEN CONTRA EL CANCER

En definitiva, si la contaminación y la alimentación moderna son en gran parte causa de la aparición del cáncer (lea el lector el capítulo dedicado a la Nutrición Ortomolecular higienista) resulta obvio que la solución propuesta por el gran investigador francés sea -en buena medida- desandar lo andado.

Así que, partiendo de los estudios sobre alimentación realizados por los reconocidos investigadores Burger, Kousmine y Fradin además de sus propias investigaciones, Seignalet elaboró un régimen alimenticio propio al que denominó Ancestral o Hipotóxico.

“El objetivo de la dieta ancestral –diría- es limpiar las células sanas del organismo, las células que aseguran la vigilancia inmunológica del cáncer e, incluso, las cancerosas y las del estroma que las acompaña.”

¿Y cuáles son los resultados según su experiencia? Seignalet habla sobre ello en distintos tipos de cáncer y fases de evolución:

1) En los casos de cáncer terminal (5 pacientes) la dieta ancestral. Obtuvo beneficios extraordinarios salvándose 3 de los 5 pacientes terminales, los otros 2 pacientes solo se consiguió alargar la vida y sin dolor. Quizás porque se trataba de formas severas.

Pero “sin duda también –afirma- porque la Quimioterapia se opone a la acción de la dietética.

El régimen tiene como objetivo reforzar la vitalidad de las células sanas, encargadas de eliminar o de normalizar a las células malignas.

La Quimioterapia busca destruir las células malignas pero también agrede a las células sanas lo que va en contra del objetivo del régimen”.

El régimen, en cualquier caso, parece alargar el tiempo de supervivencia del paciente y disminuye su sufrimiento junto a otros medicamentos para el dolor.

2) En los casos de cáncer en remisión (17 pacientes) tras haber sido tratados con métodos convencionales ninguno de los enfermos -tras haber seguido la dieta ancestral- tuvo recidivas locales ni metástasis hasta el momento de la publicación del libro.

3) También estudió casos de cáncer en evolución (8 pacientes) tratados únicamente con la dieta ancestral.

Aunque nunca pidió a sus pacientes que abandonaran la Quimioterapia consiguió estudiar el efecto de su régimen en aquellos que por decisión personal o por no poder ser sometidos al mismo quedaron al margen de la Quimioterapia.

Pues bien, en dos casos la evolución negativa no se modificó por el cambio de hábitos alimenticios pero sí en los seis restantes:

-Una mujer de 72 años con leucemia aguda mielomonocitaria mantenía tres años después la remisión completa.

-En un hombre de 69 años con cáncer de próstata  la remisión era total transcurridos cinco años.

-En un segundo caso de cáncer de próstata hubo una rápida disminución del volumen del tumor y un retorno progresivo a la normalidad en los marcadores tumorales.

-Una mujer de 47 años con cáncer de colon sigmoideo con un nódulo metastático hepático que llevaba un año sin recibir quimioterapia siguió la dieta ancestral y se verificó luego que el nódulo no había crecido con lo que  se procedió a extraerlo. Dos años después la enferma seguía perfectamente.

-Una mujer de 59 años con cáncer de mama y metástasis ósea, pulmonar y hepática que tras someterse a Quimioterapia recibió un pronóstico desesperanzador siguió la dieta y “se obtuvo un éxito asombroso”, según narra Seignalet en su libro: “Cuatro meses después del comienzo del régimen desaparecieron las metástasis óseas, pulmonares y hepáticas.

Las técnicas de diagnóstico médico mas avanzadas no encontraron el menor rastro. Desde entonces esa mujer se encuentra muy bien y de ello hace dos años”.

-Un hombre de 48 años con un hepatocarcinoma complicado con una hepatitis B y una cirrosis, a quien se le había extirpado la mitad derecha del hígado y que tenía en la izquierda dos nódulos cancerosos de 5 y 11 mm intratables que duplicaban su tamaño cada dos meses hizo la dieta y, primero, éstos disminuyeron su volumen y después se volvieron indetectables por resonancia magnética.

Los marcadores tumorales confirmarían la desaparición de las células malignas.

El resultado se mantenía dos años después cuando las mejores expectativas en esos casos no pasan de seis meses.

Tras explicar estos casos tratados por él Seignalet concluye que la alimentación de tipo ancestral merece ocupar un lugar importante en la lucha contra el cáncer por varias razones: no comporta riesgos ni carencias, tiene un valor preventivo notable, es curativo en una elevada proporción de casos, ayuda a soportar la quimioterapia y mejora el estado de los pacientes.

Y es específico ya que respeta las células sanas reforzándolas mientras ayuda a normalizar o destruir las malignas.

“La dietética –escribe Seignalet- no tiene una efectividad del 100% contra el cáncer pero no es sorprendente ya que disminuye considerablemente los productos cancerígenos que se consumen en la alimentación pero no los suprime todos.

Y se debe recordar además que cada enfermo es diferente y miles de parámetros que varían de un individuo a otro intervienen en el desarrollo de la enfermedad.

Conviene pues tener en cuenta los frecuentes buenos resultados del régimen sin caer en un pesimismo o en un optimismo exagerado”.

Probar la dieta y fisiología higienista los resultados es un 65% más efectivo que el tipo de dieta ancestral elaborada por Seignalet.

(En el próximo número analizaremos más detenidamente las causas por las que los cereales o la leche son para Seignalet alimentos bajo sospecha, las cuestiones más comunes que la alimentación ancestral misma sugiere y su eficacia en otras enfermedades).

También hablaremos de la terapia higienista (Trofología/Higienista), por sus sorprendentes resultados en el cáncer y patologías incurables de nuestros días.

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Por último aprender a amarse a sí mismo es una maravillosa y excelente meta, pero amarte a ti mismo significa también querer lo mejor para ti por su puesto. Eso incluye estar en la mejor salud y vitalidad posible.

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